Aunque la epidemia de opioides en Estados Unidos ha capturado titulares durante años, su presencia y consecuencias en otros países a menudo pasan desapercibidas. Este artículo profundiza en cómo esta crisis sanitaria se está manifestando fuera de EE. UU. y aborda las estrategias que anestesiólogos y otros profesionales de la salud están adoptando para combatirla. Según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la ONU, el consumo global de hidrocodona, oxicodona, fentanilo y morfina se ha cuadruplicado desde 1999.
Más allá de las fronteras estadounidenses, la crisis de los opioides toma formas diversas. En países como Canadá y Australia, se observa un aumento preocupante en el uso y abuso de estos fármacos. En otras regiones, como algunas partes de Europa y Asia, la crisis es menos pronunciada pero va en aumento, con patrones de uso y regulación variados.
Situación en América Latina
En América Latina, aunque con un retraso de una década respecto a Estados Unidos, también se observan tendencias preocupantes de aumento en el consumo de analgésicos opioides. Un análisis de la Red Latinoamericana de Investigación en Dolor y Medicina Paliativa advierte que la región podría convertirse en el nuevo epicentro de la crisis mundial de opioides.
Los factores que propician esta situación incluyen:
- Mayor prescripción de opioides para tratar el dolor crónico.
- Comercialización agresiva por parte de la industria farmacéutica.
- Acceso cada vez mayor a medicamentos falsificados por internet.
- Escasa formación en el manejo de opioides entre los profesionales sanitarios.
Estrategias de prevención y control
Para contrarrestar esta tendencia, los expertos recomiendan implementar estrategias preventivas tempranas, enfocadas en:
- Formación médica continua sobre prescripción responsable de opioides.
- Directrices clínicas estrictas para el control del dolor crónico no oncológico.
- Programas de vigilancia epidemiológica del consumo de opioides.
- Mayor acceso comunitario al tratamiento de la adicción.
- Campañas de educación pública sobre los riesgos del abuso de analgésicos.
Si no se toman medidas rápidas y coordinadas, América Latina corre el riesgo de verse sumida en su propia tormenta de sobredosis, con graves consecuencias sanitarias y sociales. Los anestesiólogos tenemos un rol clave que jugar para mitigar esta amenaza emergente de salud global.
Fuentes:
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